Una vez más, quiero compartir con vosotros uno de mis poemas favoritos. Se trata de Contra Jaime Gil de Biedma, del propio Gil de Biedma (1929-1990). Además, os dejo el enlace a un estupendo análisis del poema facilitado por David G. Barreto, en su blog Diálogo de gentiles. No sólo eso, aquí podéis también oir el poema recitado por el propio autor, que dice así:
De qué sirve, quisiera yo saber, cambiar de piso,dejar atrás un sótano más negroque mi reputación —y ya es decir—,poner visillos blancosy tomar criada, renunciar a la vida de bohemio,si vienes luego tú, pelmazo,embarazoso huésped, memo vestido con mis trajes,zángano de colemena, inútil, cacaseno,con tus manos lavadas,a comer en mi plato y a ensuciar la casa?Te acompañan las barras de los baresúltimos de la noche, los chulos, las floristas,las calles muertas de la madrugaday los ascensores de luz amarillacuando llegas, borracho,y te paras a verte en el espejola cara destruida,con ojos todavía violentosque no quieres cerrar. Y si te increpo,te ríes, me recuerdas el pasadoy dices que envejezco.Podría recordarte que ya no tienes gracia.Que tu estilo casual y que tu desenfadoresultan truculentoscuando se tienen más de treinta años,y que tu encantadorasonrisa de muchacho soñoliento—seguro de gustar— es un resto penoso,un intento patético.Mientras que tú me miras con tus ojosde verdadero huérfano, y me llorasy me prometes ya no hacerlo.¡Si no fueses tan puta!Y si yo supiese, hace ya tiempo,que tú eres fuerte cuando yo soy débily que eres débil cuando me enfurezco...De tus regresos guardo una impresión confusade pánico, de pena y descontento,y la desesperanzay la impaciencia y el resentimientode volver a sufrir, otra vez más,la humillación imperdonablede la excesiva intimidad.
A duras penas te llevaré a la cama,como quien va al infiernopara dormir contigo.Muriendo a cada paso de impotencia,tropezando con mueblesa tientas, cruzaremos el pisotorpemente abrazados, vacilandode alcohol y de sollozos reprimidos.¡Oh innoble servidumbre de amar seres humanos,y la más innobleque es amarse a sí mismo!
Magnífico, tremendo, terrible, abrumadoramente profundo. Es difícil bucear mejor en la naturaleza humana, y los filósofos no lo consiguen normalemente.
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