La obscenidad no es sino una de las estrategias posibles existentes para mostrar y atraer; aunque quizás, más bien, con el fin de provocar rechazo en el espectador. Por ello se la asocia, dadas las pretendidas características internas de lo obsceno, con el mal gusto, en oposición a la seducción y al buen gusto. E incluso algunos teóricos niegan la posibilidad de que la categoría de lo obsceno tenga cabida en el Arte.
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Seducir es, para el autor, morir como realidad y aparecerse como ilusión, siendo ésta su estrategia identificadora, acechando todo lo que tiende a confundirse con su propia realidad. Pues si la producción sólo sabe mostrar en su evidencia objetos, signos reales, y obtiene de ello algún poder (el de lo obvio), la seducción no produce más que ilusión y obtiene de ella todos los “poderes”, entre los que se encuentra el de remitir la producción y la realidad a su ilusión fundamental: fantasías, anhelos, esperanzas… Poder, en fin, de subvertir la realidad y de cambiarla desde su infraestructura.
Si estas ideas de Baudrillard podemos aceptarlas y reconocerlas, en tanto que descriptivas de lo obsceno, quizás no podamos hacer lo propio en la valoración que de la oposición entre seducción y producción hace el autor: “Contra la producción, seducción”; “la mirada nunca es obscena”, sino que lo obsceno lo es intrínsecamente por esa obviedad e hiperrealidad (“más real que lo real”), que impide ser susceptible de seducción.
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Así, el arte viene definido para Nead, exclusivamente, en términos de contención de la forma dentro de unos límites, mientras que la obscenidad, por otra parte, se define en términos de exceso, como forma más allá del límite, más allá del marco y la representación ( “más verdadero que lo verdadero”, como decía Baudrillard). Y aún más:
"Si volvemos ahora a la oposición básica de arte y obscenidad (…), podemos situar el desnudo femenino no sólo en el centro de la definición de arte [dado su uso recurrente], sino también en el borde de la categoría, desplazándose hacia el límite; moviéndose hacia la obscenidad el desnudo es el borde, el límite, entre arte y obscenidad. El cuerpo femenino –natural, inestructurado- representa algo que está fuera del campo propio del arte y el juicio estético; pero el estilo artístico, la forma pictórica, contiene y regula el cuerpo y lo hace objeto de belleza, apropiado para el arte y el juicio estético." (Nead, 1998, p. 46).
Una vez más, lo obsceno no radica tanto en aquello que se representa ni en la mirada del espectador, sino en el cómo es representado, en sus características inherentes.
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Y las diatribas continúan haciéndose eco la autora de La Crítica del Juicio de Kant, sacando de contexto sus palabras y aplicando la oposición bello/sublime a la pretendida oposición arte/obscenidad. Dice Kant: “Lo bello en la naturaleza es una cuestión de la forma del objeto y ésta consiste en la limitación mientras que lo sublime se encontrará en un objeto incluso carente de forma, en tanto en cuanto envuelva inmediatamente, o incluso provoque por su presencia, una representación que no tiene límite”; añadiendo Nead a renglón seguido:
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Y las diatribas continúan haciéndose eco la autora de La Crítica del Juicio de Kant, sacando de contexto sus palabras y aplicando la oposición bello/sublime a la pretendida oposición arte/obscenidad. Dice Kant: “Lo bello en la naturaleza es una cuestión de la forma del objeto y ésta consiste en la limitación mientras que lo sublime se encontrará en un objeto incluso carente de forma, en tanto en cuanto envuelva inmediatamente, o incluso provoque por su presencia, una representación que no tiene límite”; añadiendo Nead a renglón seguido:
"Esta oposición entre un placer tranquilo, contemplativo y una forma de excitación se puede poner en relación con la oposición arte/obscenidad. El axioma de que la experiencia del Arte debe ser estática y reflexiva, y que esto la diferencia de la experiencia de las formas no artísticas como la pornografía [léase: lo obsceno] es recurrente en la estética europea de los siglos XIX y XX." (Nead, 1998, p. 49).
Sí, pero una estética en todo caso superada con el impulso de las vanguardias y arte contemporáneo basado en la provocación, mención aparte de artistas marginados por la Historia a lo largo de todos los tiempos.
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Si el Arte queda definido por la limitación, la contención y la contemplación, tan pronto como una imagen se convierte en “un incentivo para la acción” se expulsa del ámbito del arte y la creatividad, entrando en el pretendido “dominio inferior y corrompido de lo documental, la propaganda y la pornografía” (Nead, 1998, p. 50). La diferencia entre arte y pornografía (obscenidad) queda fundamentada tanto para Nead como para Keneth Clark, de quien hace propias sus palabras, en términos de los efectos de la imagen o el objeto sobre el espectador.

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BAUDRILLARD, J., Las estrategias fatales, Barcelona, Anagrama, 1984.
BAUDRILLARD, J., De la seducción, Madrid, Cátedra, 1989.
BAUDRILLARD, J., De la seducción, Madrid, Cátedra, 1989.
NEAD, L., El desnudo femenino. Arte, obscenidad y sexualidad, Madrid, Tecnos, 1998.
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