sábado, 10 de octubre de 2009
Teoría Feminista (VI): "La construcción de la identidad"
miércoles, 16 de septiembre de 2009
Vida y Muerte
Se celebra la vida sobre la sangre germinada de los muertos...Pero una vida que es también muerte, sin ella saberlo.Una vida que es pensamiento -y ni siquiera el propio-recogido en libros que consumen las neuronas,en vez de fomentar sinapsis nuevas...Pero... ¿Acaso no es toda muerte condición para la vida nueva,que es ésta también muerte?Celebrar la vida, pues, es celebrar la muerte.!Viva la muerte - y la conciencia de ella!
sábado, 29 de agosto de 2009
Y el Tiempo murió por culpa de una piedra...
jueves, 30 de julio de 2009
Teoría Feminista (V): "Teoría política feminista"
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Respecto al marxismo, es un lugar común la crítica que se dirige contra la separación que éste realiza entre producción y reproducción, pues con ello se excluye a la mujer de los procesos de liberación y emancipación. Mientras que desde la teoría marxista la producción se refiere a la esfera del trabajo, siendo precisamente a través de éste como se consigue la emancipación de los trabajadores de la alienación que el sistema capitalista crea, de forma paralela se podría construir un equivalente en el proceso de liberación de las mujeres desde la premisa de la reproducción: sería ahora la sexualidad la causa de la alienación de las mujeres y, por tanto, tendría que ser a través de ésta –de la sexualidad- el modo de conseguir la emancipación de las mujer. No resulta extraño, pues, algunas feministas marxistas, considerando a las mujeres como clase oprimida –desde el presupuesto de una analogía entre la expropiación de la sexualidad y la del producto excedente del trabajo- consideren la huelga sexual como mecanismo eficaz de emancipación comparable a la huelga general de las clases trabajadoras.
Por su parte, Linda Nicholson intenta reconceptualizar el proceso de emancipación de la mujer mostrando también algunas de las contradicciones y límites que se generan dentro de la teoría marxista. Por un lado, se reconoce que el modo capitalista de producción (caracterizado por la “desfamiliarización” de la producción y su inclusión en la esfera pública, mientras que la reproducción y el consumo quedan relegados al ámbito de la familia y la esfera privada), es contingente e histórico; pero por otro, la teoría marxista intenta generalizar en toda cultura y momento histórico las categorías de producción y economía propias del capitalismo. Con ello, considera Nicholson, se obvia lo amplio de las actividades femeninas tradicionales, con lo que el “género” acaba siendo irrelevante en la consideración de clase y en el proceso de emancipación ideado por el marxismo.
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Respecto a las sociedades capitalistas/liberales modernas, desde la teoría política feminista se dirigen interesantes críticas y relecturas contra la escisión entre esfera privada y esfera pública, en especial la realizada por Habermas. Éste considera que las sociedades modernas se caracterizan, no sólo por la oposición privado/público, sino por la coexistencia de dos mundos diferentes y complementarios: el sistémico, caracterizado por la razón estratégica y en la que se incluye los sistemas político y económico; y el mundo de la vida (lebenswelt), definido por el predominio de la razón comunicativa propia de la sociedad civil y el ámbito familiar. Sin embargo, estas distintas formas de sociación, en el modelo habermasiano, no corresponden en igualdad de términos a la distinción entre público y privado. Así, en el modelo habermasiano la esfera de lo sistémico (la política y la economía) excluye de sí cualquier modo privado de sociación donde, de forma tradicional se encuentran insertas las mujeres en tanto que relegadas al ámbito de lo privado y la familia. Con ello, pues, se excluye precisamente a la mujer de los ámbitos políticos y económicos. Desde la teoría feminista, por tanto, resultan obvias las críticas que se dirigen contra este modelo:
"Según Fraser, ello [la separación público/privado] es una mistificación de las relaciones género-poder, que constituye el subtexto [de género] de la economía moderna y del estado; Young ve una represión de la diferencia de las mujeres y su exclusión de lo público; Benhabib critica la trivialización resultante de las aspiraciones y perspectivas morales de las mujeres [dado el dominio de una razón basada en el “otro generalizado”], mientras que Markus desvela el doble vínculo que existe entre el hogar y el trabajo y que es resultado de esta dicotomía."
miércoles, 22 de julio de 2009
Feuerbach: "El hombre es lo que come" (II)
Detengámonos un momento en esta cita. La primera parte parece una perogrullada: claro que el ser es uno con la comida, que todo ser corpóreo, en tanto que tal, es susceptible de ser comido. Nótese, en cualquier caso, el carácter de "ser objetivo" atribuido al sujeto (=ser convertido en alimento) en tanto que doliente, es decir, en tanto que referenciado a un sujeto que desempeña el papel del momento subjetivo en la relación dialéctica heredera del hegelianismo. A este carácter dialéctico (referencia indudable a Hegel) se refiere, pues, la segunda parte de la cita cuando relaciona los momentos subjetivo y objetivo -comer y ser comido- con el problema de la identidad del ser y del no-ser."El ser es uno con la comida; ser significa comer; lo que es, come y es comido. Comer es la forma subjetiva, activa, del ser; ser comido, la forma del ser objetiva, doliente. Pero ambas indisociables. En la comida se realiza por ello el concepto vacío del ser y se manifiesta el sinsentido de la pregunta de si ser y no-ser es idéntico, es decir, de si comer y hambre es lo mismo" (Sämtliche Werke, X, 14)
"Sólo el nutriente es la sustancia; el nutriente [es] la identidad de espíritu y naturaleza. Donde no hay materia grasa alguna, no hay carne; pero donde no hay materia grasa allí tampoco hay ningún cerebro, ningún espíritu: y la materia grasa procede sólo del nutriente. El nutriente es el spinoziano En kai Pan [=Uno y Todo], lo que todo lo abarca, la esencia de la esencia. Todo depende de la comida y la bebida. La diferencia de la esencia es sólo diferencia del nutriente" (Sämtliche Werke, X, 13-14)
"La naturaleza ha establecido que el hombre consuma cuerpos nitrogenados, pues el nitrógeno es componente esencial de la sangre; pero el ordenamiento estatal establece lo incontable en lo referente a los alimentos que carecen de esta sustancia esencial de la sangre. Un alimento tal, inhumano y antinatural, es, entre todos, la patata, la cual –tal y como ocurre entre las clases populares más pobres- es el único o incluso principal alimento [...] Por ello se dio entre nosotros la victoria de la Reacción, el ignominioso desarrollo y fin de nuestra tal llamada Revolución de Marzo, pues también entre nosotros la mayor parte del pueblo se compone de –y a través de- patatas. ¿Debemos por eso, sin embargo, desesperarnos? ¿No hay ninguna sustancia que pueda sustituir a las patatas entre las clases pobres del pueblo, que pueda imbuir a su vez al pueblo de entendimiento viril y fuerza de acción? ¡Sí! Hay un elemento tal que constituye un futuro mejor para el ciudadano, que contiene el germen de una nueva –así como también lenta y gradual-, pero, por tanto, sólida Revolución: se trata de las sustancia del guisante" (Sämtliche Werke, X, 22-23)
Vemos a su vez aquí qué importante significado tanto ético como político tiene la enseñanza de los alimentos para el pueblo. La comida llega a la sangre, la sangre al corazón y al cerebro, al pensamiento y a las formas de entendimiento. El alimento humano es el fundamento de la formación y el entendimiento humanos. ¿Queréis mejorar al pueblo? Dadle entonces, en vez de declamaciones contra el pecado, mejores comidas. El hombre es lo que come. Quien sólo degusta alimentación vegetal, es también sólo una esencia vegetativa, carece de fuerza activa (Sämtliche Werke, X, 22)
La frase: “el hombre es lo que come” (...) es la única frase de mis escrito hace tiempo “difundidos” que aún resuena en los oídos de algunas personas, pero sólo como una disonancia ofensiva al honor de la filosofía y cultura alemanas. Pero precisamente esta cacofonía, esta disonancia, me ha puesto de tan buen humor que no podía dejar de convertir este famoso juego de palabras en el tema de un único y peculiar trabajo. En este trabajo, la principal objeción de mis palabras no es otra cosa que la solución al enigma de la religión; aquí tomo en consideración todos los diferentes enigmas del espíritu humano sólo en relación a la religión, al fundamento o causa de ella misma. Así mismo, sin embargo, soy, como es sabido, un materialista tan pésimo (...) que no sé que el hombre no sólo come, sino que también bebe [Nota mía: Se trata de un juego de palabras: el hombre es, ist, lo que come, isst, y no lo que bebe, trinkt, porque esto último rompería la rima] (Sämtliche Werke, X, 41).
jueves, 28 de mayo de 2009
Paseando por Münster
A destacar también, y con esto acabo el post de hoy, la St-Paulus-Dom (Catedral de S. Pablo). La piedra fundacional con la que se comenzó la construcción de la catedral fue colocada en 1225 y gran parte del edificio fue levantado usando piedra caliza procedente de Baumberg. Una de las piezas más importantes que podemos ver dentro de la caterdral es su reloj astronómico, que data de finales de la Edad Media y contiene un calendario que se extiende hasta el año 2071.
martes, 26 de mayo de 2009
Feuerbach: "El hombre es lo que come"
Sí, efectivamente, suscribo las palabras de Feuerbach: "El hombre es lo que come" (Der Mensch ist was er isst). La frase, conocida y popularizada, de hecho, se la debemos a él. Conocido es también el materialismo antropológico que define la obra y pensamiento de Ludwig Feuerbach. Ahora bien, para mi sorpresa, me he encontrado recientemente con más de un "intelectual" que pretende deducir de esta y otras máximas feuerbachianas, así como de algunas de sus úlitmas obras, cierta interpretación mecanicista de la filosofía de Feuerbach.
"¡Doctos señores!" -les pregunto yo- "¿Se han molestado Ud. en leer a Feuerbach? ¿O acaso se han limitado a elucubraciones y entelequias propias de esa filosofía y modo de pensar que tanto denostaba el propio Feuerbach?"
En primer lugar, no hay lugar, no es posible -¡soberana traición al pensamiento de Feuerbach!-querer ver en el filósofo de Brückberg contenido mecanicista alguno. Él mismo se opuso, de hecho, con fuerza y vehemencia, al mecanicismo francés del siglo XVIII. Por otro lado, tampoco el materialismo de Feuerbach es reduccionista. De hecho, Feuerbach polemizó con Friedrich Dorguth (defensor de un mecanicismo que reducía el pensamiento a meras funciones cerebrales) expresándose en los siguientes términos. Y cito:
"¿Cómo puede el hombre llegar a concebir la materia, cómo puede llamar cuerpo a su cuerpo, si él no fuese más que cuerpo? No es posible que exista el concepto de materia allí donde únicamente hay materia. Si el pensamiento fuese... una manfestación de la materia..., entnces sería imposible fijar como objeto el cuerpo, la materia, pensarla y nombrarla como materia: porque no nos diferenciaríamos de ella... La materia sólo se conoce en contraposición con el espíritu. La materia sólo existe para n ser diferente de la materia, más exactamente, para un ser que se diferencia a sí mismo de la misma, como la oscuridad sólo existe para el que ve y no para el ciego"(Gesammelte Werke, II, 140)
"No es su materialismo lo que no me agrada, sino que su falso, su impuro, su... autocontradictorio materialismo es lo que no puedo comprender... El materialismo es simplemente poder pensar la materia no como una ley, sino sólo como ser. Cuando Ud. dice: la materia piensa, siente, eso no quiere decir otra cosa que la materia es actividad, es origen, es esencia autosuficiente" (Gesammelte Werke, XVII, 346).
"La afirmación de Feuerbach: "el hombre es lo que come", tomada en sí, puede ser interpretada diversamente. Interpretación mezquina y tonta: el hombre, en cada oportunidad, es lo que materialmente come, esto es, las comidas tienen una inmediata influencia determinante sobre el modo de pensar. Recordadla afirmación de Amadeo de que si se supiese lo que un hombre ha comido antes de un discurso, por ejemplo, se estaría en mejores condiciones de interpretar el discurso mismo. Afirmación infantil y, de hecho, extraña a la ciencia positiva, puesto que el cerebro no se nutre de habas y de trufas, dado que los alimentos consiguen reconstruir las moléculas del cerebro al ser transformados en sustancias homogéneas y asimilables, que tienen la "misma naturaleza" potencial de las moléculas cerebrales. Si la referida afirmación fuese verdadera, la historia tendría su matriz determinante en la cocina y las revoluciones coincidirían con los cambios radicales en la alimentación de las masas. Lo contrario es históricamente cierto: las revoluciones y el complejo desarrollo histórico han modificado la alimentación y creado los "gustos" sucesivos en la elección de los alimentos. No es la siembra regular del trigo lo que ha hecho cesar el nomadismo, sino, al contrario, las condiciones que se oponían al nomadismo han conducido a las siembras regulares". (El materialismo histórico y la filosofía de B. Croce, Ed. Nueva visión, 1973, p. 36)
Claro está, Gramsci está anticipando, en la línea de su peculiar marxismo, una interpretación de Feuerbach que pretende conducir a esa antropología marxiana -y por lo demás, cierta- que considera al hombre como producto de las relaciones sociales. Así, sigue el propio Gramsci:
"(...) es cierto que el el hombre es lo que come en cuanto la alimentación es una de las expresiones de las relaciones sociales en su conjunto, y cada grupo social tiene su alimentación fundamental; pero al mismo tiempo puede decirse que "el hombre es su vestimenta", "el hombre es su hogar", "el hombre es su particular modo de reproducirse, es decir, su familia"; dado que la alimentación, la vestimenta, la casa, la reproducción, son elementos de la vida social en los cuales, del modo más evidente y amplio (es decir, masivo) se manifiesta el complejo de las relaciones sociales" (Gramsci, 1973:37)
Como no quiero alargarme en el post, dejo la respuesta -al menos la que yo doy, claro está- para la semana que viene. Mientras tanto, os animo a debatir aquí al respecto.
miércoles, 20 de mayo de 2009
Monty Python: Philosophical Soccer Match
martes, 19 de mayo de 2009
Teoría Feminista (IV): "Sistema sexo/género"
En cualquier caso, hemos de preguntarnos en qué radica la potencialidad y la buena acogida del concepto de género y del sistema sexo/género elaborado a partir de éste. En un principio, tal concepto se manifiesta como un muy útil instrumento para la crítica, subversión y deconstrucción de la racionalidad patriarcal, en la medida en que permite poner de relieve lo contingente de un determinado concepto (el patriarcal) de “lo femenino”, y de la Mujer naturalizada a la que se le asignan unos roles que, en realidad, no responden más que a una construcción social. Por tanto, la herramienta teórica del sistema sexo/género posibilitaba, en cierta medida, mostrar cómo la subordinación y opresión de las mujeres se debe a tal construcción social y no natural ni biológica.
En este sentido, Linda Nicholson se muestra crítica con aquellos planteamientos basados en el sistema sexo/género –en tanto que reconocen la independencia entre ambos- y que a su vez consideran que la identidad sexual es una construcción social que, al mismo tiempo, constituye un hecho común a todas las culturas. Pues con ello resulta imposible no retornar a la naturalización de los géneros de la que se nutre el patriarcado. Es lo que la autora denomina como fundacionalismo biológico. Y cito:
"En el caso de la distinción masculino/femenino, consiste en pensar que las distinciones elementales de la Naturaleza se manifiestan en la identidad sexual, un conjunto de criterios comunes a las diversas culturas para distinguir al hombre de la mujer. El fundacionalismo biológico y la concepción de la identidad sexual como perchero constituyen un obstáculo para la auténtica comprensión de las diferencias entre las mujeres, entre los hombres y entre quienes se consideran una cosa u otra". [1]
El feminismo de la igualdad, en la medida en que considera el sistema sexo/género como herramienta fundamental para poner de manifiesto lo contingente de la construcción social del género, es incapaz de dar razones de las causas del universalismo del patriarcado. Y el feminismo de la diferencia, aunque pueda resultar atractivo por la crítica que realiza a la tendencia social a quitarle importancia al género y por la defensa que hace de las semejanzas de las mujeres y sus diferencias con los hombres, olvida sin embargo las muchas divergencias que existen entre las propias mujeres dado lo diverso de sus realidades sociales, culturales, étnicas, religiosas, etc. Inevitablemente, el feminismo de la diferencia acaba apelando, así, a una “naturaleza" de las mujeres que genera semejanzas en la clasificación de los seres humanos en distintas culturas y en el comportamiento de los demás con los así clasificados; es decir, acaba reflejando los principios del fundacionalismo biológico.
A pesar de todo, Nicholson es consciente de que si perdemos la categoría “mujer” se problematiza enormemente la posibilidad de desarrollar políticas de empoderamiento para la subversión del patriarcado. Pues para conseguirlo, resulta necesario poder definir un marco y un núcleo común que incluya al conjunto de las mujeres, pero, eso sí, siempre desde un punto de vista inclusivo que considere las diferencias múltiples que se dan dentro de esa categoría amplia de “mujer”. Por tanto, más que de fundar las políticas de empoderamiento desde un concepto de mujer como tal, fundado biológicamente, se trataría de abrir y adecuar tal concepto a las realidades diversas de cada uno de los contextos concretos.
miércoles, 13 de mayo de 2009
domingo, 10 de mayo de 2009
Jaime Gil de Biedma
De qué sirve, quisiera yo saber, cambiar de piso,dejar atrás un sótano más negroque mi reputación —y ya es decir—,poner visillos blancosy tomar criada, renunciar a la vida de bohemio,si vienes luego tú, pelmazo,embarazoso huésped, memo vestido con mis trajes,zángano de colemena, inútil, cacaseno,con tus manos lavadas,a comer en mi plato y a ensuciar la casa?Te acompañan las barras de los baresúltimos de la noche, los chulos, las floristas,las calles muertas de la madrugaday los ascensores de luz amarillacuando llegas, borracho,y te paras a verte en el espejola cara destruida,con ojos todavía violentosque no quieres cerrar. Y si te increpo,te ríes, me recuerdas el pasadoy dices que envejezco.Podría recordarte que ya no tienes gracia.Que tu estilo casual y que tu desenfadoresultan truculentoscuando se tienen más de treinta años,y que tu encantadorasonrisa de muchacho soñoliento—seguro de gustar— es un resto penoso,un intento patético.Mientras que tú me miras con tus ojosde verdadero huérfano, y me llorasy me prometes ya no hacerlo.¡Si no fueses tan puta!Y si yo supiese, hace ya tiempo,que tú eres fuerte cuando yo soy débily que eres débil cuando me enfurezco...De tus regresos guardo una impresión confusade pánico, de pena y descontento,y la desesperanzay la impaciencia y el resentimientode volver a sufrir, otra vez más,la humillación imperdonablede la excesiva intimidad.
A duras penas te llevaré a la cama,como quien va al infiernopara dormir contigo.Muriendo a cada paso de impotencia,tropezando con mueblesa tientas, cruzaremos el pisotorpemente abrazados, vacilandode alcohol y de sollozos reprimidos.¡Oh innoble servidumbre de amar seres humanos,y la más innobleque es amarse a sí mismo!
jueves, 7 de mayo de 2009
Bienvenidos a Münster
martes, 5 de mayo de 2009
La "Sociedad", o la instauración de la propiedad.
El primero que, habiendo cercado un terreno, se le ocurrió decir: esto es mío, y encontró gentes lo bastante simples para creerlo, ése fue el verdadero fundador de la sociedad civil. ¡Cuántos crímenes, guerras, asesinatos, cuántas miserias y horrores no habría evitado al género humano aquel que, arrancando las estacas o allanando el cerco, hubiese gritado a sus semejantes: “guardaos de escuchar a este impostor, estáis perdidos si olvidáis que los frutos son de todos y la tierra no es de nadie!”
Así, de cualquier modo que se consideren las cosas, el derecho de esclavitud es nulo, no sólo porque es ilegítimo, sino porque es absurdo y no significa nada. Las palabras “esclavitud” y “derecho” son contradictorias y se excluyen mutuamente. El siguiente discurso será siempre igual de insensato, sea dirigido por un hombre a otro, o por un hombre a un pueblo: “Hago contigo un convenio en perjuicio tuyo y en beneficio mío, que respetaré mientras me plazca y que tú acatarás mientras me parezca bien.”
Hay que distinguir claramente la libertad natural, que no tiene más límites que las fuerzas del individuo, de la libertad civil, que está limitada por la voluntad general, así como la posesión, que no es más que el efecto de la fuerza o el derecho del primer ocupante, de la propiedad, que no puede fundamentarse más que en un título positivo […], el trabajo y el cultivo, único signo de propiedad que, a falta de títulos jurídicos, debe ser respetado por los demás.
En efecto, conceder a la necesidad y al trabajo el derecho de primer ocupante, ¿no es otorgarle la amplitud máxima que puede tener? ¿Es factible no poner límites a este derecho? ¿Será suficiente con poner los pies en un terreno común para pretender convertirse en su dueño?
El acto positivo que hace a un hombre propietario de algún bien le excluye de los restantes. Establecida su parte, debe contentarse con ella, y no tiene ya ningún derecho sobre los bienes comunes.
El derecho que tiene cada particular sobre su bien está siempre subordinado al derecho que tiene la comunidad sobre todos, sin lo cual no habría ni solidez en el vínculo social ni fuerza real en el ejercicio de la soberanía.
jueves, 16 de abril de 2009
Teoría Feminista (III): "El patriarcado moderno"
El patriarcado, como forma de universal de poder y de subordinación de las mujeres, es un concepto central que adquiere gran importancia en la reflexión que la crítica feminista realiza a partir de los años ’70. Así, la teoría feminista intentará, en primer lugar, mostrar y evidenciar cómo multitud de prácticas y facetas de toda sociedad emanan de la estructura de poder patriarcal; estructura que se constituye en una amplia red, sutil y perfectamente trazada, que mantiene y reproduce las relaciones de dominación que en su seno se establecen.
En cualquier caso, lo que nos interesa ahora es, más bien, la génesis del patriarcado moderno y su vinculación con el contractualismo liberal. De hecho, para Carol Pateman el origen del derecho político radica, ante todo, en un contrato sexual que intenta legitimar el derecho patriarcal o sexual de dominación de los hombres sobre las mujeres. Por tanto, lo que Pateman denomina "contrato original" no es sino una reproducción del poder patriarcal bajo la forma de un contrato social edificado sobre los cimientos de un contrato paralelo de subyugación y dominación, más que de libertad; un contrato, pues, que pretende regular el acceso sexual a las mujeres por parte de los hombres, al ser ellos los únicos que lo firman. Sólo los hombres (varones) se reconocen entre ellos fraternalmente como libres e iguales mediante el contrato social; las mujeres, por su parte, ajenas a este reconocimiento, siguen subyugadas al poder patriarcal originario bajo la forma del contrato matrimonial, pues ellas mismas, sin ser consideradas sujetos del contrato, constituyen el objeto del mismo.
Cabe preguntarse cuál es la causa de esta exclusión de las mujeres del contrato original, la cual la encontramos en el recurso del estado de naturaleza. Desde este constructo, gran parte de los teóricos contractualistas (me refiero, obviamente, a los del siglo XVII -no en vano, hablo del "patriarcado moderno") consideran que las mujeres no han nacido libres ni tienen libertad natural por carecer de los atributos que ellos asumen como propios de los “individuos”, pues gran parte de estos teóricos afirman que la diferencia sexual natural es causa de diferencias sustanciales en la racionalidad. Este recurso a la diferencia sexual convertida en desigualdad y supeditación de las mujeres se refleja, por tanto, no sólo en el contrato original, sino en todas las formas de derecho pretendidamente legitimadas a partir de él, con lo que la estructura patriarcal consigue consolidarse mediante estrategias de subordinación y dominación en todas las esferas de la sociedad. Por ello, no es de extrañar que Pateman vea en todas las relaciones jurídico-legales, justificadas como réplicas del contrato original, una reproducción cada vez más compleja del sistema patriarcal.
Por otra parte, aunque la tradición liberal ha querido ver en el concepto de sociedad civil un orden social postpatriarcal, lo cierto es que el patriarcado ha sabido integrar esta nueva noción para reafirmar el derecho sexual como subordinación y dominación de las mujeres: si en un principio lo característico de la sociedad civil es la separación que ésta realiza entre dos formas diferentes de sociación (la esfera pública y la esfera privada), en último término se acaba identificando “civil” únicamente con lo público, quedando lo privado relegado a un segundo plano, e incluso obviado. Y ello se debe a la necesidad que tiene el poder patriarcal de incluir el pacto matrimonial (como forma de derecho sexual sobre la mujer) dentro de la sociedad civil. Recordemos que el concepto de “civil” se opone a “natural”, y que sólo los varones fueron quienes se reconocieron como firmantes del contrato social que les permitía salir del estado de naturaleza. Así, sólo ellos podían entrar en la categoría de lo civil, mientras que las mujeres, excluidas de dicho contrato, se mantenían en lo natural. Sin embargo, esa necesidad de incluir el matrimonio dentro del contrato originario para mantener la estructura de dominación patriarcal es la que posibilita, en última instancia, que la Mujer, “lo natural”, ajena en principio al pacto social, acabe entrando a formar parte de la sociedad civil. Ahora bien, maticemos: sólo dentro de esa esfera privada que acabará quedando relegada a un segundo plano con respecto de la esfera pública, reservada a los hombres, siendo presupuesto fundamental que “la separación patriarcal de la esfera privada/natural del reino público/civil es irrelevante para la vida política” (Pateman: El contrato sexual).
Pero en la medida en que existe un subtexto genérico en la oposición público/privado, y considerando que sólo lo público recibe, finalmente, carta política, parece demostrado que, independientemente del lugar que ocupe la mujer (dentro o fuera de lo “civil”), ésta siempre acaba subordinada y dominada por un poder patriarcal que sabe reproducirse.
miércoles, 15 de abril de 2009
Desde Alemania con amor
viernes, 27 de febrero de 2009
Sobre Feuerbach
Über Feuerbach
jueves, 26 de febrero de 2009
El pensar encarnado...
"No quieras ser filósofo diferenciándote del hombre, no seas nada más que un hombre que piensa; no pienses como pensador, es decir, en una facultad arrancada de la totalidad de la esencia real del hombre y aislada para sí; piensa como ser viviente y real, como quien está expuesto a las olas vitalizantes y refrescantes del mundo; piensa dentro de la existencia, dentro del mundo como un miembro del mimo, no en el vacío de la abstracción, como una mónada singularizada, como un monarca absoluto, como un Dios impasible y extramundano –y entonces podrás estar seguro de que tus pensamientos son unidad de pensar y ser."
miércoles, 25 de febrero de 2009
John Keane: "Democracia monitorizada"
Necesita tener el Flash Player
martes, 17 de febrero de 2009
Teoría Feminista (II): "Igualdad o diferencia"
El feminismo de las primeras épocas partirá, en cualquier caso, de un concepto de igualdad según el cual las diferencias, reconocidas, entre hombres y mujeres no han de suponer, en ningún caso, una desigualdad en la capacidad de razonar, queriendo ésta ser neutral con respecto del sexo. Sin embargo, con la tercera ola (años `70) se empieza a problematizar la importancia de esas diferencias entre sexos y su posible influencia en relación con el concepto de igualdad. Y será entonces cuando la Teoría Feminista adquiera un papel crucial en la elaboración teórico-práctica (praxis) de nuevos instrumentos y estrategias –por ejemplo, modelos explicativos tales como el concepto de género y el sistema sexo/género- desde los que construir la crítica contra el patriarcado como sistema universal de poder y dominación.
Sin embargo, precisamente gracias a este desarrollo de la Teoría Feminista, se irá produciendo paulatinamente una mayor relevancia del feminismo de la diferencia, es decir, aquel que ve en la subjetividad “femenina” un hecho diferencial sustantivo y radical que necesita ser reafirmado para conseguirse una auténtica emancipación y liberación de las mujeres, llegando incluso a realizar una considerable intento de deconstrucción del concepto de mujer y lo femenino definido desde los patrones patriarcales.
Finalmente, conviene mencionar que la controversia entre el feminismo de la igualdad y el de la diferencia ocasiona, en ambas partes, problemas a tener en cuenta dentro de la Teoría Feminista. Por un lado, el feminismo de la diferencia, en su punto más extremo, y al renunciar al concepto de sujeto femenino –por considerarlo una construcción sometida desde los parámetros patriarcales-, problematiza el que se puedan encontrar estrategias políticas para un sujeto sometido al que ya de por sí renuncian, siendo difícil tratar adecuadamente la subordinación de las mujeres. Y por otro, cuando defiende el hecho sustancial y diferencial de ser mujer, no puede evitar caer, contradictoriamente, en cierto esencialismo. Por su parte, el feminismo de la igualdad no puede renunciar a un concepto de sujeto femenino –a pesar de ser un sujeto construido y sometido-, ni a un concepto de igualdad universalista construido desde los parámetros del patriarcado. Por ello, el actual camino en la Teoría Feminista consiste, principalmente, en la búsqueda de un nuevo concepto de igualdad que a su vez sea sensible a tales diferencias, pudiéndose reconciliar en parte ambas posturas.
viernes, 13 de febrero de 2009
Wislawa Szymborska
que le calcará el hocico cual hoja de papel carbón?
¿Por qué alza su cabeza? ¿ha oído algo?
Sobre sus cuatro patas, prestadas por la realidad,
levanta la oreja bajo mis dedos.
Silencio -palabra que cruje en el papel
y separa las ramas que brotan de la palabra “bosque”.
A punto de saltar sobre la página en blanco acechan
letras que acaso no congenien,
frases tan insistentes
que consumarán la invasión.
Una gota de tinta contiene una sólida reserva
de cazadores apuntando con un ojo ya cerrado,
preparados para el descenso por la pluma empinada
para cercar al corzo y llevarse el fusil a la cara.
Olvidan que esto, lo de aquí, no es la vida.
Aquí, negro sobre blanco, rigen otras leyes.
Un abrir y cerrar de ojos durará cuanto yo quiera,
se dejará fraccionar en entidades minúsculas
llenas de balas detenidas en pleno vuelo.
Nada sucederá si yo no lo ordeno.
Contra mi voluntad no caerá la hoja,
ni una brizna se inclinará bajo la pezuña del punto final.
¿Existe pues un mundo
cuyo destino regento con absoluta soberanía?
¿Un tiempo que retengo con cadenas de signos?
¿Un vivir que no cesa si ese no es mi deseo?
Alegría de escribir.
Poder de eternizar.
Venganza de una mano mortal.
EN LA TORRE DE BABEL
¿Qué hora es? -Sí, soy feliz,
sólo me falta un cascabel en el cuello
y sus goznes chirriantes. —¿No lo recuerdas?
Llevaba un simple vestido gris
abrochado en el hombro. —Acto seguido,
el cielo estalló en infinitas chispas, —¿Cómo iba a entrar?
¡No estabas solo! —De repente, vi colores
anteriores a la creación de la vista. —Lástima
que no puedas prometerlo. —Tienes razón,
quizá fue un sueño. —¿Por qué mientes,
por qué me llamas por el nombre de la otra?,
¿la amas todavía? —¡Oh, sí, quisiera
que te quedaras conmigo! —No soy rencorosa,
debiera haberlo adivinado.
¿Sigues pensando en él? —No, no lloro.
¿Eso es todo? —Como a ti, a nadie.
Al menos eres sincera. —Tranquilo,
dejo la ciudad. —Tranquila,
me voy de aquí. —Tienes unas manos preciosas.
Es una vieja historia, el acero me atravesó
sin tocar el hueso. —De nada,
querido, de nada. —No sé
ni quiero saber qué hora es.